Ni siquiera el gol mal anulado a Túñez habría evitado la sensación de fracaso. No le vaía al Celta el empate en el Benito Villamarín. Salió derrotado por el Real Betis (1-0) y el peso de una realidad que lo va a devorar deforma dramática en las dos jornadas que le resta por jugar. Su pesar contrasta con la alegría de una afición bética que sueña convolver a Europa.
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