El pacto es firme y si no se ha rubricado aún es porque, tanto el técnico como el club, no han querido desviar la atención del reto prioritario, que no es otro que sellar matemáticamente su pase europeo.
Por todo ello, la irrupción de la Real Sociedad inquieta lo justo. En el Betis son cautos y saben que, mientras que el nuevo contrato no sea una realidad, cualquier cosa puede pasar, pero más allá de esa lógica prudencia, no existe preocupación sobre un posible cambio de opinión de Mel.
Todos los términos del nuevo compromiso están ya apalabrados. Su actual contrato, que expira en 2014, se romperá para firmar uno nuevo hasta 2016 con una mejora económica y la posibilidad de que alguna de las partes pueda liberarse en determinadas circunstancias sin una penalización prohibitiva.
Incremento de ficha
La Real Sociedad, cierto es, mejoraría la ficha que cobrará en Heliópolis, pero el técnico siempre ha mantenido que para él hay otros condicionantes más importantes.
La primera llamada del conjunto txuriurdin al entorno de Pepe Mel se produjo hace ya un par de meses, incluso antes de que el Betis y Bahía, la agencia que le representa, iniciasen las negociaciones para su renovación.
Mel fue el primer entrenador con el que contactó la Dirección Deportiva realista y el número uno en su lista para sustituir a Montanier cuando aún no había trascendido que había serias opciones de que no siguiera. Entonces, el entorno del técnico comunicó a la Real que su prioridad era el Betis y pospuso cualquier negociación al final de la temporada tras clarificarse las intenciones.
Durante ese periodo se ha atado verbalmente su renovación. Y, aunque la tentación de dirigir a un equipo que puede jugar Champions seduce a cualquiera, tanto el Betis como Mel son gente de palabra.
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